October Road

“Sólo un tonto no vuelve al lugar donde fue feliz”

En una época de la vida, en algún lugar diferente, somos felices. Tenemos a nuestro alcance a los amigos, la diversión, el amor, los secretos, la tristeza, que nos anclan a ese espacio. El tiempo va pasando y todo lo que nos hace felices se vuelve monótono, es como si no fuésemos conscientes de que perderlo nos hará seres infelices hasta que realmente lo perdemos. Otras veces es la propia necesidad la que nos aparta de ese lugar.

Así es la historia del protagonista de la historia, Nick, que comienza en otoño, en una carretera donde se abandonan los recuerdos un buen mes de octubre, October Road.



La historia de Nick bien podría ser la nuestra propia, la de cada uno de nosotros cuando regresamos al lugar donde fuimos felices. Y como en cualquiera de nuestras historias, 10 años sirven para cambiar paisaje y relaciones. Aunque los amigos del grupo siguen con la misma ilusión, su otro mejor amigo no está dispuesto a perdonar tan fácilmente y Nick deberá volver a sembrar la amistad perdida. También está su novia, ahora con un niño y viviendo con su peor enemigo.

Con la promesa de regresar en unas semanas, Nick tarda en volver a su ciudad natal Dufresne 10 años, aprovechando una oferta para dar una conferencia acerca de su libro. Ahora es escritor. Durante el viaje rememora imágenes que permanecen congeladas en su recuerdo: el amigo al que hizo una promesa, otros tres amigos parte de un grupo musical, su novia y el último beso que se dieron…



Nada es igual y las cosas han cambiado, pero el lugar donde Nick fue feliz debe ser capaz de darle de nuevo esa alegría que en su día le entregó, quizá sea hora de fijarse en detalles que antes pasaron desapercibidos, como un pequeño bocadillo de crema de cacahuete. Quizá al regresar podamos comprobar con nuestros ojos la evolución en el tiempo de la felicidad que dejamos diez años atrás y que aquellas imágenes que estaban congeladas en nuestro recuerdo no sean tan diferentes de lo que puede volver a ser.